Al habla Bárbara, editoria de LES. Esta crónica de Sant Jordi 2023 comienza en 1984, cuando se lanzó el juego Tetris y gracias a mis horas de práctica con él fui capaz de acoplar en un coche utilitario: 15 cajas con 348 libros, 2 carpas de 3×3 metros, 4 mesas, 4 sillas, 4 taburetes, 2 carretillas, 1 maleta, 1 mochila y diversas bolsas con telas, pósters, banderas, carpetas, ilustraciones, tablet, power bank, datáfono, botellines de agua, chocolatinas, barritas energéticas y demás parafernalia de feriante. Ah, y 3 personas de tamaño medio.
Nos adjudicaron la parada 29 del Passeig de Lluís Companys, donde teníamos que estar antes de las 8 de la mañana, porque más allá de esa hora no dejaban entrar con los coches para descargar. Salimos con tiempo, peeeero la concatenación de una serie de infortunios (mi pésimo sentido de la orientación, unido a que dormí 4 horas y 22 minutos, según mi smartwatch, y la aparición de varios túneles de Barcelona bastantes hostiles) dio como resultado que me perdí tres veces y llegamos tarde. Además, nuestra parada estaba ocupada por otros paradistas a los que habían desplazado allí por no sé qué problema de espacio (es que no me enteré, la verdad). Pero un señor muy amable de la organización nos indicó que nuestro nuevo número era el 4 (rebautizado como 29) y nos permitió dejar el coche en la zona hasta que descargáramos todo… cosa que nos llevó un buen rato. Pusimos la nueva ubicación en nuestras redes, espero que todas las personas interesadas en visitarnos nos encontraran sin mucho lío.
Tras la descarga, me fui a aparcar, mientras que mis dos «ayudantas», que para eso son multifacéticas, se quedaron montando el tinglado hasta que las carpas quedaron listas y preciosas.
Este año no hubo tormentas huracanadas, aunque sí arreció el viento en varios momentos, pero gracias a 4 contrapesos cargados con botellas de agua, las carpas (que este año eran dos) no salieron volando.
Obviamente, todo tenía que ir a mejor… ¡y lo fue! A las 9 en punto ya llegaron los primeros visitantes (¡el público de Barcelona es genial!) y vendimos los primeros libros y las primeras rosas. Sí, sí, rosas: teníamos unas ilustraciones chulísimas de todos los colores del arcoíris pintadas a mano (las originales) por Leona. Gustaron tanto que las hemos subido a la tienda de nuestra web, así es.
A las 12 teníamos ya la primera firma, con Conchi Regueiro, que firmó nuestro flamante lanzamiento Las alsacianas y también La dama triste, acompañada por Rosi Legido, que firmó Escondidas en el cine. Rosi se tuvo que ir al final la firma, pero Conchi se quedó un ratito más e incluso recibió la visita de Matilde… el personaje de su libro, que incluso convenció a algunas visitantes de por qué Las alsacianas es la novela histórica de misterio y con romance que necesitaban.
Luego pausita para comer por turnos y nueva firma a las 16 horas. Esta vez tocaba el momento de la ciencia ficción con Elena Garvi (Círculos de cristal) y Carolina Martínez (Humanas), con las que estuvimos charlando un ratito entre firma y firma.
El tercer turno fue a las 17 horas para Patricia Reimóndez con Nía y Stef León con la trilogía El misterio de la Escritora. Las dos estaban tan a gusto que prolongaron su firma y se solapó con la siguiente. Con dos carpas había sitio para todas.
El último turno de firmas fue a las 18 horas para Sapphic Fire y tres de sus cuatro autoras: Paula Alcaide, Espe López y Thais Duthie, que también firmó Matices. Durante la firma incluso hubo visita de alguna madre de las artistas.
A estas horas yo ya no era una persona funcional, así que estuve deambulando por la carpa de silla en silla entre las firmas de Patricia/Stef y Paula/Espe/Thais. Que me perdonen si en esos momentos me transmitieron algún mensaje trascendental que deba recordar, porque ya les digo que seguro que no lo retuve.
Se acercaba el cierre y aún quedaba público. ¡La última venta fue a las 21:01! Ahí, apurando. Yo me fui entonces a por el coche, ya que solo se podía entrar en la zona para el desmontaje a partir de las 21:15. Y ahí puse de nuevo mis habilidades en el Tetris para encajarlo todo de nuevo. Bueno, casi todo, por suerte y gracias a las personas tan bonitas que nos compraron libros, regresé a la sede con unas cuantas cajas menos de libros.
No me quiero despedir sin hacer una mención especial a la representación catalana de mi equipo, porque sin ellas este día no habría sido posible y, sobre todo, tan especial. Y también quiero expresar mi agradecimiento a todas las personas que se acercaron por la parada para saludarnos o comprar libros y, sobre todo, a esas nueve autoras que hicieron el esfuerzo de venir desde distintos puntos de España para acompañarnos.
Por supuesto, el próximo año nos vemos de nuevo.
¡Moltes gràcies, Sant Jordi!
Bárbara Guirao