Giulana Ippoliti es periodista y escritora, autora del relato de ficción histórica «La rebelión tiene nombre de mujer» (antología Herstoria I)
The World To Come es una obra de arte
Lo escribo sin dudarlo, sin miedo a las críticas o las contrariedades de otras personas de la comunidad. The World To Come es una obra de arte y, además, poesía en su máxima expresión. La recomiendo no solo porque la dirección de Mona Fastvold es impecable, el guion es fascinante y las actuaciones son whattttt?, sino porque es una de esas películas que te hacen sentir y pensar, pensar y sentir… reflexionar.
Debo ser honesta y decirles que hasta que vi la película había dado muy por sentado cómo eran las vidas en los años 1800, 1700 y de ahí para abajo, incluso habiendo visto una y otra vez Retrato de una Mujer en Llamas, Ammonite y Summerland (un poco más cercana a este siglo) y, para colmo, habiendo escrito y publicado un relato histórico sobre una ‘señora’ que se enamora de su esclava en la Venezuela pre independencia para Herstoria. ¡Lo daba por hecho! Y es un error porque hay cosas que, dentro de lo evidente, tienen profundidad.
Eso es lo que muestra esta peli.
The World To Come y el existencialismo de las mujeres en 1800
Abigail (Katherine Waterston), que lee lo que tiene y cuando puede, se plantea el existencialismo en medio de la monotonía de ordeñar, atender al marido, comer, dormir y repeat. ¡Grande! Ella, una granjera que poco conoce de las revoluciones europeas o a Charles Darwin, escribía y escribía en su diario cosas como:
«La satisfacción es como un amigo al que nunca llego a ver» (Contentment is like a friend he never gets to see).
Y, chicas, yo caí rendida desde el primer momento en el que escuché su voz en off hablándome de esas intensidades que siento yo en este 2021 en medio de una pandemia. ¿Acaso las cosas no cambian? No, pero sí. En la actualidad cualquiera de nosotras tiene la libertad de hablar sobre lo que queramos: sexualidad, tristeza, insatisfacción, etc., en cualquier red social o lo que sea. Ellas no podían ni susurrarlo. ¿A ustedes no se les hace un huequito en el corazón? Que una mujer que posiblemente llegó a conocer a pocas personas en su vida, nunca visitó otro país o tuvo conocimientos del entorno mundial, sintiera existencialismo. ¡Ufff!
Eso es lo que hace diferente a esta peli, es la primera vez que nos adentramos tanto en un personaje, en esa voz que nadie más puede escuchar, en su profundidad absoluta.
“Astonishment and Joy” es una frase mágica
Resulta que al norte del Estado de Nueva York, donde vive Abigail, llega Tallie (Vanessa Kirby) y una cosa lleva a otra hasta que ambas conectan intelectual y sentimentalmente. El proceso de enamoramiento es simple y lindo porque hay detalles implícitos que lo dicen todo, como cuando Abigail le dice a su marido que quiere un atlas y este le responde que posiblemente hay cosas más útiles en las que gastar el dinero. Y, sin embargo, Tallie le regala el bendito Atlas para su cumpleaños. ¿Lo ven? Una manera sutil de demostrar amor.
La frase de “Astonishment and Joy” (asombro y alegría) es la que usa Abigail para describir lo que sintió la primera vez que se besaron.
¿Saben algo? Mejor que el beso, la química y todo lo que nos hace sentir la escena, es ver a Abigail obteniendo las respuestas a sus preguntas.
Esto, más la banda sonora, puede llevarte a un espacio que jamás has visitado. ¡Créeme!
The World To come, un guion sin desperdicio
Por frases como «soy una librería sin libros» y «Mantengo nuestra amistad y la estudio como si fuera el mapa incompleto de nuestra fuga», esta película es una joya.
¿Lo mejor de todo? Está basada en una novela del mismo nombre escrita por Jim Shepard, que se inspiró en una nota que encontró en un viejo diario de granjeros: «Mi mejor amiga se ha mudado y creo que no volveré a verla», decía.
La mejor frase, a mi parecer, está justo al final.
🚨Spoiler Alert🚨
«Es bueno recordar que siempre podemos cultivar nuestra imaginación», y será justo ahí cuando no podrás contener más las lágrimas o, como en mi caso, llorarás y llorarás como si no hubiera mañana.
¡Vela!
Giuliana Ippoliti