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Fani Álvarez, autora de Nivel 10, ha compartido con LES Editorial sus reflexiones sobre las posibilidades reivindicativas, de crítica social y visibilización que la ciencia ficción ofrece a la comunidad LGBT+.

Si sois amantes de la ciencia ficción, sabréis que es uno de los géneros en los que más crítica social podemos encontrar. Por sus características narrativas, la ciencia ficción nos permite situar nuestras tramas en espacios y tiempos hipotéticos con los que podemos reflejar los problemas que más nos preocupan. Tenemos muchos temas de los que elegir, desde la vida en otros planetas, hasta el cambio climático, el transhumanismo, la conciencia humana, inteligencias artificiales, etc. Para Nivel 10 lo tuve claro, quería hablar de lo que muchas de las personas LGBT+ hemos experimentado a lo largo de nuestra vida: vivir escondidas, en la clandestinidad, por lo que somos y por a quién amamos.

Cuando era más joven, había muchas cosas de las que no me daba cuenta y que desconocía, sobre todo porque las redes sociales no estaban tan a la orden del día como ahora y era bastante más difícil conocer lo que sentían otras personas en otras partes del mundo. Dicho así, parece que soy muy vieja, pero no, tan solo soy de la generación de jóvenes LGBT+, y más en concreto, de lesbianas, que han crecido con muy pocos referentes lésbicos en la ficción (de los cuales, casi todos acababan, digamos, un poco mal). Tuvimos suerte de que a principios de la década del 2000 apareciera en nuestras pantallas The L Word. Todavía recuerdo el impacto que tuvo en mí esta serie. Todo tipo de mujeres, con todos sus miedos, problemas, esperanzas, sueños, costumbres, etc., siendo libres, viviendo su sexualidad con determinación y confianza.

Si ya hablamos de literatura, el catálogo se reducía drásticamente, sobre todo en la literatura de género. Hace poco, Jennifer Moraz escribía en su blog sobre este tema y ella también hace alusión a la escasez de personajes lésbicos en la fantasía y ciencia ficción. Y yo estoy segura de que allí fuera habrá miles de escritoras cuyas novelas están protagonizadas por mujeres LGBT+, solo hay que descubrirlas y darles la visibilidad que necesitamos, que el mundo necesita.

La ciencia ficción es nuestra arma para hacer una sociedad más justa. Es nuestro medio para alzar la voz y poner el foco sobre lo que nos interesa. ¿Cuántas personas no se toparán por primera vez con el sufrimiento de un personaje oprimido gracias al futuro no tan idílico descrito en una distopía? ¿Cuántas personas no comprenderán mejor las relaciones entre personas de diferentes géneros o etnias gracias al romance entre dos especies diferentes en, por ejemplo, una space opera? La suspensión de la incredulidad en la ciencia ficción (y, por extensión, en la fantasía) nos permite creer que existen los unicornios, las razas alienígenas, gobiernos opresores que implantan dispositivos neuronales, etc., pero también nos permite distanciarnos de la realidad y, mediante estas alegorías, analizarla con ojo crítico.

Como ya he dicho, con Nivel 10 quise poner la discriminación hacia el colectivo LGBT+ en el punto de mira de forma explícita. Ojalá que alguien que lea la novela y no tuviera la suficiente concienciación sobre el tema la termine y diga: «¿Y si esto está pasando a mi alrededor y no me he dado cuenta?», «¿qué puedo hacer para cambiar eso?».

Pero la ciencia ficción no solo es mi arma de justicia masiva en ese aspecto, no todo va a ser centrarnos en lo malo; también escribo por la normalización, por que jóvenes y no tan jóvenes LGBT+ y heteros se topen algún día con mis historias y vean personajes LGBT+ siendo algo más que su sexualidad e identidad de género. Quiero que lean mis historias y se vean reflejados en mis personajes, no solo por su sexualidad, sino también porque son a héroes, villanos, gente normal y corriente, con sus defectos, sus virtudes, sus pasados, sus presentes y futuros. Quiero que esas historias tengan el mismo impacto que una vez tuvo en mí The L Word. Porque la ciencia ficción, y la literatura en general, es un arma que no mata, sino que crea y enriquece.

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