Cazar el caos
Capítulo 19 – La chica silenciosa
Nueva York. La mañana siguiente a que Becca recibiera los diarios de Isabelle. Una alta lámpara de latón iluminaba a la basquetbolista desde atrás, produciendo contra su hombro el mismo efecto que produce el sol entre las montañas. De ella se había servido para leer de la noche a la madrugada, pero ahora que el día había llegado, no tenía ni la fuerza ni la cabeza para apagarla. ¿Qué iba a hacer ahora que sabía los pormenores de la historia entre Isabelle y Emma? ¿Qué debía hacer? Tenía la cabeza como una olla de presión, un zumbido le atravesaba las orejas. Cerró los ojos. Recordó aquella vez a los once años cuando una olla de presión había explotado y los espaguetis quedaron colgando del techo de la cocina de su abuela, mientras que ella preguntaba si todos se encontraban bien. «No estoy bien, abuela. Siento que mi cerebro va a estallar y quedará colgando del techo». La afligió porque no estaba segura de tener la fuerza para luchar contra ella. Del odio habría sacado el ímpetu para defender con uñas y dientes lo que había construido con Isabelle. Había cometido tantos errores hasta ese momento, se había equivocado manejando la situación. «De haber tenido paciencia», se dijo, «las cosas no habrían llegado hasta este punto. Pero mi curiosidad ha cavado el hoyo donde estoy». *** Odiaba al monstruo que había marcado para siempre la vida de Isabelle, el culpable de sus pesadillas. Por ello, cuando su novia le contó lo que había descubierto sobre la muerte de su madre y que había otro monstruo, aún más ruin y peligroso que cazar, Becca se ofreció a ir en su busca. —¿Puedo ser franca ahora? —le preguntó a Isabelle esperando que ella le dijese que no, que era mejor no ser francas, que era mejor dejarlo estar, intentar ser felices sin colocar aquel peso en la balanza. —Puedes… —¿La ama Isa sostenía los diarios que Becca le acababa de entregar. Bajó el rostro, como si los contemplara, pero en realidad estaba llorando. —No puedo —sollozó. La basquetbolista la envolvió en sus brazos y la apretó contra sí esperando que, por algún milagro, la respuesta a todos sus problemas apareciera flotando en su cabeza. No sucedió. En vez de eso, dijo: *** —Bec, cuando hay amor, todo es posible —fueron las palabras de su padre cuando le contó lo que había sucedido. El hombre no se encontraba bien de salud. Había sufrido un desmayo en el trabajo y la familia entera estaba abogando para que optara por el retiro, y se dedicara a descansar y a pescar en los días soleados. La madre de Becca le había rogado que hablase con él y lo convenciera, pero el hombre, como siempre, había terminado volteando el asunto e interrogando a su hija sobre sus problemas—. Tu madre y yo estuvimos a punto de separarnos en una ocasión. Las relaciones no son lineales, hija, la gente piensa que todo es un «vivieron felices para siempre», como si después de bajar del altar se abriera ante ti un camino de felicidad ininterrumpida. Pero lo que tienes en frente es un camino oscuro y sinuoso que debes recorrer de la mano de tu pareja. Si se sueltan, todo se acaba. ¿Ustedes se han soltado? Becca no supo qué decir. En su mente rememoró los contratiempos que ella e Isabelle habían tenido en los últimos meses. *** Becca lo había hecho. Lo seguía haciendo. Incluso allí, mientras cenaban en el lujoso penthouse del Hotel Romeo, navegaba en su confuso interior, como quien intenta ver a la mariposa que se está formando en su crisálida. Le ardían los ojos y le picaba la nariz, pero eso era culpa de Vespa. Al menos se habían llevado al perro a otra de las habitaciones que Lerroux había alquilado para despistar. —Tal vez fue algo que el abuelo le ocultó por años —supuso Isa. —Quizá quería que escucháramos la historia de una boca que no fuese la suya —infirió Emma—. Si se puso a escarbar en el pasado, alguna relevancia debe tener en la investigación. —Ya saben lo que dicen, para vencer a tu enemigo debes conocerlo. Comieron en silencio, cada una perdida en sus conjeturas. Como Isabelle se veía muy afectada y apenas probaba bocado, a Becca se le ocurrió decir: —Basta de caras largas. Al menos durante la cena deberíamos hablar de temas menos sombríos o terminaremos enloqueciendo. —¿Y ese repentino interés? —repuso la basquetbolista. —Es lo que se suele preguntar a las parejas en una cena, ¿o me equivoco? —Es una historia un poco larga —terció Isa. —Me gustan las historias largas. Así despejamos la mente, como quiere Savard, y con un asunto que me imagino es más alegre que el que estamos tratando. Becca extendió una sonrisa fingida y pensó que era un buen momento para darle una lección a la Marquesa. Deslizó su mano por el hombro de Isabelle y le dijo con la voz más dulce: Ella asintió un poco sorprendida. —Sucedió la primera semana en la facultad… Becca se había levantado tarde ese día y maldecido «por los siglos de los siglos amén» al despertador, que se había quedado sin batería en el peor de los momentos. Se había puesto la primera sudadera que había encontrado y conducido como una posesa en dirección a la universidad, comiéndose los wafles que su madre había preparado con mucho esmero en vez de esmerarse por despertarla a tiempo. Corrió del estacionamiento al edificio con medio wafle atorado en la garganta y entró al aula más rápido que el correcaminos. La mayoría de alumnos ya estaban sentados y tuvo que ocupar un asiento en la última fila. El profesor llegó imponiendo silencio y sin dilaciones escribió en la pizarra su nombre y el de la materia que tratarían durante el semestre. Economía II no era en la que Becca se había apuntado y se dio cuenta que algo andaba mal. Las risas de los alumnos y las preguntas del profesor la acompañaron mientras salía del aula En ese punto, la Becca del 2019 hizo una pausa, porque la que estaba sonriendo de manera irónica era Emma. —¿Qué sucede? —le preguntó. Becca negó e intercambió una mirada cómplice con Isabelle. Porque la primera vez que se encontraron había sido algo rara. —¿Aquí es Introducción a los Estudios de Comunicación y Medios? —Así es, e intento escuchar la clase, si no te importa. Los días que siguieron a ese encuentro, Becca se encontró buscando con la mirada a la chica silenciosa —como la había comenzado a llamar—. Notó que se trataba de una solitaria y que siempre andaba con prisa. Era la primera en salir de la clase y, por las mañanas, la última en llegar, lo que le granjeaba los lugares del fondo. Parecía esforzarse por pasar desapercibida vistiendo ropa anodina sin marcas visibles. Al final de aquella primera semana, no había conseguido ni un solo amigo; mientras que Becca ya pertenecía a un pequeño grupo de personas con quienes había quedado el viernes para tomar un trago en los bares alrededor del campus. Llegó el final de la semana y, con él, la última clase. Vio a la chica silenciosa alejarse por la explanada y se le ocurrió invitarla también. Pensó que lo más probable era que fuese demasiado tímida como para hacer amigos y que podría darle un empujoncito al respecto. Así que, al notar el camino que la chica tomaría, corrió por el otro lado del edificio para que se encontraran por casualidad. Lo que sucedió entonces fue lo que cambió todo. —¿Y qué fue eso? —preguntó Emma. —¿Pero no la conocías ya? Isabelle y Becca volvieron a intercambiar una mirada cómplice. La chica silenciosa se había detenido a media explanada y miraba el partido de basquetbol que se estaba desarrollando. De hecho, había demasiados curiosos y cuando Becca se le acercó, la chica parecía un poco hipnotizada. Savard juzgó mal momento para invitarla, aunque ya estaba a menos de un metro de ella; en vez de eso, observó lo que sucedía en la cancha. Fue entonces cuando vio por primera vez a Isabelle Forti. —No exageres —se rio Isa. —No exagero. Llevabas el cabello largo, trenzado, y tu piel acaramelada brillaba con el sol de mediodía… —¿Te has vuelto poeta? —Un poco. —En mi caso hubo atracción —dijo Becca—. Me quedé a mirar el partido y al final me acerqué a felicitarla y a entablar conversación. Ambas estábamos en la misma clase y yo no había reparado en ella. —¡No es verdad! Te invité a ti y no a ella a tomar un trago, y aceptaste. —Llegué tarde. —Llegó tarde. Becca incluso pensó que no llegaría, pero al final apareció en la puerta y se acercó a la mesa en la que estaban todos. Los chicos cayeron sobre ella como buitres, sobre todo Pablo, que dijo reconocerla desde el primer día. Isabelle fue cortés, pero se notaba que no tenía intenciones de ligar. En cuanto pudo se alejó de la testosterona y trabó conversación con Savard, pues ya había averiguado que Becca era una eminencia en las ligas de basquetbol juvenil. —Hablamos muchísimo aquella noche. Cuando notamos que los del bar estaban limpiando las mesas, uno de los chicos propuso que siguiéramos la fiesta en su casa y accedimos. Era el único que tenía un departamento propio. Los demás vivían en el campus o en casa de sus padres, como yo. Emma tenía un rictus de enfado en la cara y Becca arrugó el entrecejo. —¿Qué pasó con el imbécil de Pablo? —preguntó la Marquesa en un tono cargado de odio que sorprendió a Savard—. Viste lo que le hizo a Yza y la ayudaste a denunciarlo, me imagino. —No lo hicimos —dijo Isabelle. —¿Cómo que no lo hicieron? Casandra, que estaba comiendo junto al resto del equipo al extremo de la mesa, levantó la mirada sin comprender. —No lo voy a dejar pasar. Intentó aprovecharse de ti mientras estabas borracha. ¿Tuviste que aguantarlo el resto de la facultad? ¿Al menos se disculpó contigo? —No volvimos a tratar con él —informó Becca—. Lo ignoramos y él pasó de nosotras. —Es un sujeto peligroso… —Apenas has comido —se fijó Becca. —No tengo hambre. La periodista se levantó y se marchó acompañada por sus guardaespaldas. Emma resopló y siseó en dirección a la basquetbolista: —La pregunta es qué te crees tú indignándote a estas alturas. —Debiste ayudarla a denunciarlo. Obligarla si no quería. Emma parecía furiosa y se levantó de la mesa sin decir otra palabra. Salió de la habitación seguida por los guardaespaldas restantes excepto Casandra. Ella y Becca intercambiaron miradas. Cas se sacó el intercomunicador del oído y apagó el micrófono. —No me dejo manipular. —¿Estás segura? Becca se mordió la lengua. —Mi novia y ella tienen un pasado —dijo a la larga. —Lo sé. La jefa se la vive en el pasado, pero ese no debería ser un problema para ti. El problema es que tu novia comience a vivir allí también. —Ella ha tratado de enterrarlo. —Por lo visto no lo ha conseguido y si no lo ha conseguido es por algo. Una vez amé a alguien que se obsesionó con su pasado. —¿Y qué sucedió? Escucharon fuertes golpes en la puerta. Una voz masculina llamó a Casandra con desesperación. —Es Flávio —dijo ella, y alarmada se levantó a abrirle. El guardaespaldas entró sin aliento y soltó a trompicones un discurso del que Becca solo sacó en claro el nombre de Isabelle, pues el hombre habló portugués. —¿Qué está diciendo? —preguntó la basquetbolista. —Quédate aquí —le pidió Casandra. —¿Por qué? ¿Qué sucede? Dijo algo sobre Isa… —Solo quédate aquí. Debo ir al piso de abajo a resolver un asunto. —¿Qué asunto? Se supone que Isabelle iba a revisar a Vespa en el piso de abajo. Voy contigo… —Becca, debes permanecer aquí con Flávio. —¡Primero dime qué está pasando! Casandra la miró con dureza. Becca corrió antes de escuchar nada más. Atravesó el pasillo. Bajó las escaleras de dos en dos. Dobló a la derecha. Las vio… Isabelle inconsciente entre los brazos de Emma. Isabelle con la ropa cubierta de sangre. Los guardaespaldas las rodeaban y con las armas desenfundadas, apuntaban a todos los rincones, como si temieran un ataque.
Ya me duele y tengo miedo…
Dios se le queda corto, querida
same becca
Que incómodo, pero también quiero saber
Cringe
Un café le hubiese venido bien después de leer todo lo que leyó
Nel, Reina
Suerte que solo fueron espaguetis, a mi me pasó con una olla de frijoles
Y si, sabias palabras las de Emma
¿Tengo que preocuparme de algo en este punto?
becca ctm
La está cambiando por un espía llamado Vespa
Hay que conocer el pasado para entender el presente y todas las consecuencias qué hay y que habrá
El chisme nos puede.
Sin comentarios.
*se relaja y toma café mientras lee el chisme*
¡DEMONIOS! no se quien quiero que lo cuente
Questapasando
Noup, empezamos mal, si alguien no me invita café … somos totalmente desconocidoxs
Que-
Ahora junta a Emma y a Yza
Eso de “llegue tarde” es el pan de día con mis amigas y por una vez que yo llegue tarde me hacharon una bronca
Si soy 😩✋
Es como la avispa que llega al panal de las abejas, llega nomás a alborotarlas
Vete a la goma Beka o como se escriba
Aquí pasa algo , pero ojalá no llegue más lejos, crucemos los dedos 🤞🏼
Es que … fue a ver a Vespa (el infiltrado) y alguien la ataca, ¿y los guardaespaldas donde estaban?
Todo este tiempo pensé que la chica silenciosa era Yza 🤡🤡
Mi comprensión lectora quedó
no eres la única querida becca
ay, pregunta fuerte
Vespa resultó que tenía un GPS y por eso dieron con ellas o Vespa era un perro bomba, solo tengo ésas dos teorías
Un perro bomba? JAJAJAJAJAJA
Aquí lo que va a pasear es que Yza va a quedar inconsciente por varios meses, la investigación la va a llevar a cabo Emma y la Rebe, Yza despierta pero olvida el pasado con Emma o en ese lapso de inconsciencia la vuelve a amar, siguen con la investigación, las cosas se ponen turbias, alguien muere porque ya están con el abuelo y Marcus, se complican más las cosas y finalmente triunfa el amor, probablemente entre Yza y Emma, probablemente no
Jajajaja te rifas.
Extrañaba a becca lo admito, necesitaba saber que pasaba por su mente en todo este tiempo
Nadie puede odiar a Emma, la marquesa presumida se gana tu corazón enseguida
Becca somos todos
Me da lastima ella la ama un montón a Yza basta me duele
Bueno Becca de última venite conmigo yo no tengo una ex/prima que me persigue
Sospecho que lo hace a propósito a ver si las pone incómodas
JAJAJAJA golpe bajo
Que pesada Emma bájale al drama jajajjaa
Bueno ya hicieron enojar a la de escorpio yo que ustedes corro
Emma protectora tiene todo mi corazón aunque sea una vaca loca
Bueno se armó lío viene lo lindo PELEEN nah mentira amor y paz
Tiene razón, a Emma le faltó ponerse en el lugar de Yza en esta ocasión
QUEEEE por favor que no le pase nada grave a Yza porque me muero, cuídenla está chiquita
Fandom propongo organizarnos y buscar el búnker de stefy de una vez por todas, basta de sufrimiento para zayayina
Me uno a la búsqueda,Cazar a Steff (??
Extrañe a Becca.
Esto va ha doler 🥲
Si yo quede en crisis después de leer Bajo las sombras y Armonía secreta, que le queda a la pobre de Becca.
Todos quisiéramos que si estuvieran juntas.