Cazar el caos
Capítulo 44 – Felicidad
Diciembre, 2021 —Es un día especial. Me preocupan varias cosas —fue la respuesta de la Marquesa. Estaban acurrucadas en la cama y la periodista descansaba entre sus brazos—. Por ejemplo, me pregunto si el pastel será tan delicioso como el de la muestra. —Creo que será delicioso porque estaremos en medio de un momento delicioso —remarcó Yza y añadió con un bostezo—: Pero dudo que sea un pastel lo que te tiene así. Has estado muy silenciosa estos días. Puedo ver las nubes negras en tu cabeza. —Pienso que a veces lo detestas un poquito. —Puede ser. Emma suspiró mientras Yzayana se erguía y se acomodaba contra el respaldo de la cama. La Marquesa la observó entre asustada y divertida, pues aquella era la postura que adoptaba cuando quería charlar de cosas serias. —Dime qué te sucede —pidió la periodista. —No es nada. —Es Algo, un Algo con «a» mayúscula. Emma soltó otro suspiro, se levantó y recargó la espalda en el cabecero también. Estaba desnuda y, mientras se pasaba los dedos entre los cabellos como hilos de cobre, notó cómo la periodista le echaba una ojeada a sus pechos y a los tatuajes de sus brazos antes de volver a capturar su mirada. A punto estuvo de sonreír. Le encantaba que, a pesar de lo acostumbradas que estaban a dormir juntas, Yzayana la siguiera mirando con tanto deseo. Pero no sonrió. En vez de eso, su expresión se tornó grave y decidida. La periodista bajó la mirada y se entretuvo alisando las arrugas de la sábana. —Sabes lo principal —aseguró—, que encontré a Marcus y él me dio la información que nos ayudó a localizar a Hugo. Te lo expliqué entonces. No hay mucho más que contar. —Sé que hay mucho más, pero no te atreves a decírmelo —rebatió Emma—. Aún no entiendo cómo lograste que Marcus te diera esa información ni tampoco la razón por la que vivía en esa cabaña. —¿No saberlo es lo que te preocupa? —Hoy es un día especial y me preocupa que me guardes esa clase de secretos. —Emma volvió a pasarse la mano por la cabellera y miró por las ventanas del hotel—. La situación me recuerda un poco a la de Ylari y mi madre. Lo dejó caer sin atreverse a encontrar los ojos dorados de Yza. Aguardó la reacción, pero solo obtuvo silencio. Un silencio que la obligó a seguir hablando. —Ylari le ocultó la verdad a mi madre antes de que huyeran juntas —puntualizó como si la periodista no lo recordara—. Sé que hice algo parecido en el pasado y que ya no vivimos bajo sus sombras, pero no me puedes culpar por que ciertas cosas me desaten antiguos temores… —No te culpo. —La mano de Yza le acarició la mejilla y Emma la miró como si intentara disculparse. La periodista no parecía enojada, sino comprensiva—. Entiendo tu miedo. Ya nos ha pasado antes, ¿no es así? Lo de repetir los errores de nuestras madres. Pero te aseguro que no va de eso. Es solo que encuentro difícil verbalizar lo que sucedió aquella noche. Lo he ido trabajando con la psicóloga, pero ni siquiera a ella se lo he contado todo. —Lamento si estoy siendo intrusiva… Emma asintió y se inclinó para dejarle un ligero beso en los labios, pero Yza la tomó por las mejillas y no dejó que se apartara. —Creo que lo que en verdad debería preocuparme es si vas a entrar en tu vestido de novia —murmuró la Marquesa mientras le acariciaba el vientre abultado. La periodista le dio un empujoncito juguetón. —A mí me preocupa que tu ego no quepa en el tuyo, Lerroux. —Siempre podrás pinchármelo si eso sucede. —En eso tienes una enorme ventaja, porque a mí no se me quitará tan fácil la panza de embarazada… *** La Marquesa había pensado que las novias obsesivas solo existían en los programas de televisión, pero Yzayana era la prueba de que no era así. Se implicó en los preparativos desde el principio y Emma había intentado seguirle el ritmo hasta que un día colapsó y lo dejó todo en manos de la periodista. No es que no le importaran o entusiasmaran las minucias de una de las ceremonias más importantes de sus vidas, es que había imaginado tantas veces el momento y se había sentido tan lejos de ese día por tanto tiempo, que le había bastado con la boda austera que habían tenido meses atrás. Estaban en Akatoria el día que Emma le pidió a Yza que fuera su esposa. Horas antes, la policía se había llevado a Marcus en custodia, no exactamente como el prófugo que era —por haber burlado su estancia obligatoria en el sanatorio—, sino como un testigo protegido por las autoridades italianas. Mientras ellas paseaban por los terrenos de la academia, Marcus ya rendía declaración en Italia. Fue entonces cuando Emma se lo preguntó a Yza por primera vez: —¿Qué sucedió en la cabaña? La periodista se abrazaba a sí misma. Los vientos de otoño intentaban arrastrar las hojas que se adherían al césped como una piel cobriza y el sol les sacaba casi tantos destellos como a la cabellera de Emma. Habían acudido a la academia para visitar a Liliam y darle la noticia de que Marcus estaba en custodia y había accedido a entregar a Hugo, pero Yza no había mencionado lo que hizo para convencerlo. Lo único que Emma sabía era que la periodista había engañado a sus guardaespaldas, se había escapado a México, había ido hasta la cabaña donde creció y dentro había encontrado a Marcus. Doce horas después, Emma había arribado al pueblecito solo para encontrar a una Yzayana con cara de sentirse muy perdida y se había enterado de que la policía tenía en custodia a uno de los monstruos. Habían dormido en la cabaña de Liliam, en los terrenos de la academia. Yza lloró en los brazos de Emma hasta quedarse dormida. La Marquesa no se había atrevido a preguntarle los detalles entonces, pero esa mañana, Yza propuso dar un paseo antes de que las estudiantes despertasen. Era como si buscara el momento oportuno para contárselo y no lo hallara. Por eso Emma le hizo la pregunta, quiso darle pie a que se lo dijera. —Está bien. —Emma la abrazó y la llenó de besos—. No tienes que contármelo en este instante. Puedo esperar. —Si todo esto sale bien, habrá valido la pena… Sé que debes saberlo… Pero ahora simplemente… Las palabras no me salen… Habían caminado en dirección al lago. Visitaron la tumba de Olga, y Emma pronunció en voz baja: —Estamos a punto de conseguirlo. Llegaron a las canchas de basquetbol y recordaron el legendario partido que las convirtió en rivales. —Pudiste lesionarme —recordó Yza. —También fue un «fuera de mi camino, lárgate de la academia» —agregó Yzayana. —Estaba desesperada —admitió la Marquesa—. Tu presencia me confundía. Una laguna antes clara se había convertido en un lodazal. Arenas movedizas. No sabía cómo escapar. Tomaron asiento en los graderíos. —¿Recuerdas que lanzaste la pelota contra la espalda de Joana la noche que nos encontraste estudiando aquí? —preguntó Yza—. Estabas celosa, ¿verdad? —No estaban estudiando, estaban cantando y bailando. —Emma eludió su mirada, como si haber estado celosa tantos años atrás y haber actuado de forma tan posesiva aún la avergonzara—. ¿Crees que debí dejar que ella te conquistara? Joana parece tan fácil de amar… Te habrías evitado todo esto —murmuró al final. —Es verdad. La Marquesa pestañeó aturdida. Por el tono de Yza, parecía que de verdad hubiera preferido quedarse con Joana. La periodista le acarició la mejilla y repitió: El sol pendía sobre las montañas, el otoño resplandecía. Emma llevó a Yza bajo el aro de basquetbol. Treinta y seis horas antes había pensado que la perdía una vez más y ya no quería esperar para hacerle cierta pregunta. Le sostuvo la mirada, las manos y pronunció: El rostro de Yzayana se iluminó como si el dorado de sus ojos impregnase su cuerpo entero. —Me sorprende que no sepas la respuesta, Lerroux. Sellaron el pacto con un beso y el aro de basquetbol fue el predecesor del anillo que Emma le entregaría después; uno fabricado con la tecla de una lira y que resonaba igual que el instrumento si se lo dejaba caer. Optaron por una ceremonia austera con un par de testigos. Lo hicieron para inscribir su unión en un marco legal. La gran boda la dejaron para después. Primero querían confirmar que se encontraban fuera de peligro. En ese entonces tenían por delante un largo juicio contra Hugo, pero se mantenían al margen de Italia y los estrados, porque una implicación directa las habría convertido en blancos de otros jefes de la Camorra. Era Marcus el soplón, el que se había colocado la diana en la espalda y terminó pagando por ello al igual que Hugo, quien desde el arresto —al que no se había resistido— dio a entender que cooperaría, pero bajo sus términos. La policía había sido dura con él, la fiscalía quiso incautar su fortuna, algo que enfureció a Ferrer. Al final llegaron a un acuerdo y el anciano declaró contra otros jefes criminales. Luego enfermó de COVID-19 y fue asesinado en vísperas de una audiencia que hubiera acabado con las extensiones de la Camorra en otros países. Sin embargo, las declaraciones que diera antes de morir sirvieron para arrestar a los principales capos de los clanes napolitanos. Cuando les dieron la noticia de la muerte de Hugo y Marcus, Yza y Emma insistieron en visitar los cuerpos en el anfiteatro. Las autoridades se negaron, dijeron que era peligroso que se acercaran y levantaran sospechas sobre su participación en la captura de ambos, pero ellas insistieron. «Solo creeremos que han muerto cuando los veamos», dijo Emma con aquel tono suyo que no admitía réplicas. Al salir de la morgue no se atrevieron a intercambiar miradas y subieron al coche en silencio. Confirmado. Eran ellos, padre e hijo, su aspecto no dejaba lugar a dudas y, sin embargo, Emma temía que fuese una puesta en escena. Le costó convencerse de que los monstruos no existían más, que ya no podían alcanzarlas, y las noches siguientes al suceso, tuvo pesadillas recurrentes sobre Marcus, las que solía tener cuando era niña. Los monstruos que restaban cayeron presos de un efecto dominó, «como si a un juego de Jenga le quitasen la pieza que faltaba para que se desplomase entero», apuntó un detective demasiado creativo. Las declaraciones de Hugo habían sido esa pieza clave. Una vez que declaró él, cayeron todos, o al menos los más importantes. Yza y Emma se iban sintiendo más seguras cada vez que les informaban de la captura de algún capo o teniente de la Camorra. Se habían trasladado a una propiedad en la campiña inglesa, alejadas del virus y del ojo público. En medio de esa tranquilidad comenzó la planificación de la pequeña marquesa, como la había llamado Yza cuando no sabían que tendrían un pequeño marqués. —Nos acercamos peligrosamente al ocaso de nuestras vidas —bromeó Emma. Sus hoyuelos delataban lo encantada que estaba con la idea, aunque igual de sorprendida—. Pero no tenemos que apresurarnos tanto. Una hija no cae del cielo, por más que en la cama nos estemos empleando a fondo para que suceda. Podemos comenzar a planearlo ahora y en un año o dos… —Comenzamos a planearlo a inicios del 2006. Han pasado más de catorce años desde entonces, ¿no es bastante antelación? Emma se echó a reír mientras Yza tomaba asiento en su regazo y ponía aquella cara a la que era imposible decirle que no. —Si lo miras de ese modo, creo que incluso nos hemos tardado en concretarlo —aceptó la Marquesa y la besó despacio—. Queríamos una casa —agregó entre besos—, gatos pescadores y niños que jugasen con ellos. —Hablamos de adoptar y, tal como está el mundo, deberíamos hacerlo, pero quiero tener una hija tuya. —Hablo en serio —resopló Yza. —También hablo muy en serio cuando digo que sé que no usamos protección, pero en este caso las cosas no funcionan así. No puedo embarazarte. Lo sabes, ¿verdad? —Lo sé. —La periodista le mordió el labio inferior antes de murmurarle al oído—: Y es una lástima. —De todas formas —dijo Emma, temblando de deseo—, podemos seguir intentándolo. Puede que lo consigamos. Incluso palomas han embarazado a mujeres en la antigüedad. —No sé las cuestiones técnicas, pero básicamente se refiere a que una de nosotras aporte el óvulo y otra sea quien lo geste. ¿Estoy en lo correcto? —Lo estás. Quiero tener en mi vientre tu óvulo fecundado. Quiero gestar a una pequeña marquesa. —Sabes que no podremos elegir que sea niña e incluso si naciera «niña», tal vez en el futuro elija identificarse como «niño» o «niñe». Eso ya no depende de nosotras. Emma dejó escapar una carcajada y dijo convencida: —Vas a ser una excelente madre. La expresión de Yza se tornó dudosa, pero al final sentenció: —Lo seremos. En la clínica de fertilidad les hicieron los exámenes necesarios y concluyeron que cualquiera de las dos podía gestar o donar los óvulos. Sin embargo, la doctora que las atendía les recomendó que fuera Emma la primera en embarazarse, debido a que era la mayor y si lo dejaban para un embarazo futuro, la probabilidad de fallar en el proceso sería más alta. Ambas estuvieron de acuerdo con el cambio. El día en que la prueba de embarazo de Emma salió positiva, Yza dijo intentando ocultar las lágrimas: —Es momento de buscar a los gatitos pescadores. —Por supuesto. Todo esto lo hemos hecho por ellos. —¿Por quién más? —Serás el único hijo que traeré a esta tierra —le murmuró al pequeño mientras recuperaba el aliento—. Si quieres hermanos, se los pides a tu otra madre. —Estoy más que dispuesta —había dicho Yza, más pálida que la habitación aséptica. Fue así como, meses después, se convirtió en la madre gestante. Ya había sobrepasado las dieciocho semanas de embarazo. Aunque no sabían el sexo del bebé, la periodista sostenía que sería una pequeña marquesa. A Emma se le habían pasado los meses en segundos mientras se miraba al espejo. Alguien tocó a la puerta y la voz de su padre la hizo regresar al presente. —¿Puedo pasar? —pidió. Las mujeres que la habían ayudado los dejaron a solas. El Marqués vestía un traje cobrizo y llevaba en brazos a su nieto. Un abuelo no tiene preferidos, decía siempre, pero estaba claro que adoraba al niño y que Teresa se había quedado un poco a la zaga. Habían decidido que Jerome llevase Lerroux como el primer apellido y Amaru como el segundo. Edmond estaba encantado y lo llamaba el Pequeño Marqués de Lerroux. —He traído algo —dijo, sacando una caja del bolsillo—. Es una reliquia familiar que todos los Lerroux hemos usado durante nuestras bodas. Se supone que atrae la buena fortuna y protege a quien la usa, o eso decía mi abuelo. Se trataba de un prendedor con el escudo familiar y era tan tosco y antiguo que a duras penas combinaba con el vestido, pero Emma lo aceptó de todas formas; y ya que su padre tenía los brazos ocupados, se colocó la reliquia a la altura del corazón. —El Pequeño Marqués de Lerroux se ve muy guapo con su traje —comentó el hombre mientras el niño le tomaba el dedo entre sus manitas—. No te sorprendas si encuentras una cadena de oro bajo su camisa, es un regalo de su abuelo. También le he puesto los anillos en el bolsillo interior de la chaqueta. Es la primera responsabilidad de este muchacho. Emma comentó con seriedad: —No es un muchacho, es un bebé. De tanto mimarlo lo vas a malcriar. Y ni pienses que seguirá tus pasos en la enología, porque ya huelo tus intenciones con eso de «la primera responsabilidad». ¿Qué otras responsabilidades quieres darle en el futuro? —Jerome será el encargado de transmitir el apellido Lerroux a una nueva generación. Esa es una gran responsabilidad. —Dejaremos que los muchachos tomen sus propias decisiones, por supuesto, pero esa no es excusa para que este pequeño no opte por hacerse con las riendas del basto imperio de nuestra familia. Dudo que Teresa quiera hacerlo. Su madre la ha empujado hacia las artes y Théo no quiere escuchar hablar de que la niña pise unos viñedos. —Pero a Jerome lo llevarás a unos en cuanto puedas, de eso estoy segura. Ya lo veo caminando contigo de la mano. —Ahora que no hay peligro, pienso retomar mi afición. —Puedes retomarla, pero no arrastres a mi hijo contigo. —Jerome Lerroux, maestro enólogo. ¿No te gusta? —Deja de bromear. Edmond rio por lo bajo. —Ahora se supone que debo darte un sabio consejo sobre cómo llevar un matrimonio —dijo. —El momento que más he esperado —ironizó Emma. —Puedo notar lo emocionada que estás de que te transmita mi sabiduría —bromeó el Marqués—, pero pienso que Yzayana y tú lo están haciendo muy bien. Parece que tienen una buena comunicación y eso es fundamental… ¿Qué sucede? Emma había hecho una mueca sin querer, recordando que Yza aún no le había dicho todo lo que había pasado con Marcus en la cabaña y que eso era como una mancha en la supuesta «buena comunicación» de la que hablaba su padre. —Sucede que tienes razón, que Yzayana y yo somos transparentes, pero temo que eso cambie con el tiempo. Emma sonrió con afecto y por unos segundos pudo sentir aquel cariño inocente y desenfadado que le había profesado a ese hombre cuando para ella era como el héroe de los cuentos. Recordó la manera en que lo esperaba, sentada en los peldaños del castillo, cada vez que Edmond Lerroux se marchaba a un viaje de negocios. Ese amor puro, sin mancha alguna, jamás lo recuperaría. La niña que corría hacia el Marqués que la levantaba en brazos ya no existía, pero la huella de ese amor —Emma por fin lo entendía— la había ayudado a superar los momentos más difíciles. —Gracias, papá —murmuró con la voz afectada. Él la abrazó, cuidando de no dejar caer a su nieto y, por unos segundos, los tres formaron un cuadro encantador. —Entonces, ¿estás preparada? —dijo el Marqués. Emma se sintió nerviosa de repente y centró la atención en su hijo. Jerome chupaba el dedo de su abuelo y sus grandes ojos dorados se fijaban en la expresión de su madre. —Estoy preparada —aseguró y acarició con dulzura los cabellos azabaches del bebé. Recordó lo de no caer en el silencio y se convenció que aplicaba a cualquier tipo de relación—. Papá, quería preguntarte algo… —¿Qué cosa? El héroe ya no tenía capa, pero sí una espada afilada. Emma lo recordó de pronto. Muchas preguntas incompletas, Emma estaba consciente de ello. No osaba colocar las palabras en su sitio porque tenía miedo de enterarse de algo que cambiara por completo su percepción de las cosas. —Tenemos que salir ya —apremió Edmond Lerroux sin mirarla—. Nos esperan. *** Emma aguardaba bajo el arco de flores. Era un revoltijo de sentimientos encontrados, pero por fuera se movía con la elegancia y parsimonia que la caracterizaban. Théo estaba a su lado. Había escogido un traje gris y sus zapatos blancos relucían tanto que faltaba poco para que cegaran a su hermana. —Daba igual que te pusieras luces LED en los pies —comentó Emma parpadeando. —Lo pensé, pero no quería robarte el protagonismo —bromeó Théodore, que estaba muy guapo con la barba castaña delineada con esmero y el pelo que se le ondulaba por encima de la frente—. Ya bastante foco te robará la niña de las flores. Théodore la cegó con un movimiento de zapato y Emma estuvo a punto de sacarle la lengua. Un minuto más tarde, ambos se deleitaron con la caminata de Tea, que estaba preciosa como la niña de las flores. Tuvieron que entregarle otra canasta repleta de pétalos, porque la primera se acabó a medio camino, y eso que eran solo diez metros hasta el altar. Los asistentes aplaudieron y la niña casi corrió en dirección de su tía y su padre, esperando que la tomaran en brazos. Pero ya tenía ocho años y se conformó con que la abrazaran entre ellos. Fue entonces el turno de la madrina. Natalia apareció con un vestido espectacular. Théo se quedó un poco con la boca abierta, pero lo disimuló muy bien, sobre todo porque Lucas no dejaba de mirarlo. La monogamia nunca había sido cosa de Théodore Lerroux, pero enamorarse de los hermanos cruzaba los límites. Emma se lo repetía cada tanto, más para pincharlo que por otra cosa. —He dejado sin palabras a la Marquesa —murmuró la periodista cuando estuvieron frente a frente. —Es que le has jugado sucio a la Marquesa poniéndote ese vestido tan provocador —contestó Emma intentando que la voz le saliera firme. .
Que ternura
Yo si que estoy más que preocupada
Y así me empieza a entrar un miedo incontrolable, y espero que no sean las Mila posibles cosas que ha pensado mi cerebro
¿¡Más secretos?!
AHHHH mi Yzemma 🥺🥺😭❤️
🥺
¿¡DE QUE ME PERDÍ?! ¿Ya tienen madrina? 👉🏼👈🏼
AYYYYY 😱😱😱😱
Ayyy q le hizo!!! 😭😱,Marcus 🤺🤺🤺🤺
Me encanta esta Yza
¿Que es tan fuerte que no pueda hablar con la persona que ama?
AHHHHHHHHHH OMGGGGGGG,COLAPSOOO ,ASHUDA ME DESMAYO 😭😭😭🥺🥺😭😭😭❤️🥺🥺 .
EL BEBE 😭😭🥺🥺😭
*se va a releer la historia y a recordar ese épico partido de salamandras vs dragonas*
Será algo bueno q tenga los ojos dorados 👀👀?
Pero …si tienen los ojos así,fue Yza la madre biológica? 👀
Emma toda hermosa,diosa,potra,bella😍😍😍😍(?
Donde todo inicio *grita como loca*
Ay noooo😭😭😭🥺😔😔😭😭😭..que le hizo!! 😤😤😡😠😤🤬🤬🥺😤
Mmm,lo estaba por hacer ,sino fuera por Emma 🥺, pero igual si la empujó feo jajajs
Tengo la misma preocupación que Emma
Joana mi esposa😭😭😭😭😭😭❤️❤️❤️❤️❤️
OMGGGGG,EL LUGAR DÓNDE SE LO PIDIO! COLAPSO DE NUEVO AHHHHHHHHHH🥺🥺❤️❤️❤️🥺🥺🥺🥺❤️* colapsa en gay*
¡Quiero llorar! Esto es nostálgico
Ay🥺🥺🥺🥺🥺
Eso espero…
Yo me quedo con la pequeña que abandonen, no se preocupen por eso
🥺🥺🥺🥺❤️❤️❤️🥺🥺 ,todo tan bonito
Las fans = el fandom de EMDLE
Lo leo y no lo creooo… Stefy espero que no sea una broma.
Yza está súper decidida jajajaja
JAJAJAJAJAJ ,lo hacían xD
Y todxs queremos a la Marquesita 😭😭❤️❤️
Aplausos por favor
Jakaks Yza no aguanto 🙊🙊🙊. Un Marquesito 🥺🥺🥺
Jajaja arruinando las ilusiones del Marqués de una xD
Así no se puede! Excelente escena mental
Es cierto,al fin algo bueno salió de la boca del Marqués (?
👀👀👀👀👀👀
Jakakak , siempre destacando los Lerroux
OMG, la canción,Yza ,todo😭😭😭😭😭🥺🥺🥺❤️❤️❤️
No bueno, gracias Emma por no querer que muriera pero con ese golpe pareció que eras tu quien la quería matar jajaja.
AHHHHHHHHHH, BODA YZEMMA 😭😭❤️🥺🥺❤️🥺🥺. JAMÁS ESPERE LEER ESTO 😭🥺
Ay no… yo igual dudo que estén muertos,..
Hasta yo quiero que me hagas un hijo Emma por favor…
Ya no puedo decir YA CASENSE porque evidentemente ya se van a casar
Si weee… digo señor marques porque son así, pobres niños todavía ni crecen y ya les planearon una vida, por eso luego se decepcionan por adelantarse a los hechos. Ese marquesito va a ser libre.
Ahora si, gracias por el consejo señor marques. 🙂
Ay babosa me asustas
❤️❤️❤️ Es lo mas hermoso que he leído adoro este momento soy tan feliz se lo merecen
Gracias por los detalles Stefy, pude imaginar todo, amo a Natalia, pero la escena en que Liliam lleva a Yza, es lo mejor de lo mejor… al final es como si hubiese sido la señora Amaru.
Stefy ahora entiendo que todo lo que nos hiciste sufrir a valido la pena… pero debo aceptar que aun tengo mis dudas, espero ya no nos hagas sufrir, todo es tan bonito para ser verdad.
Que me enamore, dice
Por fa qué no se divorcien, siento que el malo que aun no pueden agarrar tiene que ver con cierto muchacho con rostro desfigurado por culpa de una lira. Ojalá no les hagan nada a la familia Lerroux-Amaru, mucho sufrimiento 😭 por cierto VIVA LAS NOVIAS 👰♀️👰♀️